Bienvenidos a Daguerreo

Cuando visité por primera vez la gran biblioteca de Daguerreo, quedé fascinado. Podría decirse que fue amor a primera vista. El olor a papeles de diferentes clases, el olor de la cera de las lamparas, el correr del agua que inundaba su sala principal… Era un sueño hecho realidad.

Con el paso de los años, conseguí un puesto como ayudante de un erudito que se dedicaba a tiempo completo a recopilar, catalogar y conservar todas y cada una de las pequeñas historias que los bardos habían plasmado en papel. Incluso transcribía las historias que escuchaba en sus viajes.  Decía que si tu mente era lo suficientemente despierta e inquieta, había miles de historias repartidas por el mundo.  Por insignificante que fuese, fantástica o rocambolesca, siempre que volvía de viaje pasaba largas temporadas encerrado en su estudio. Cuando por fin salia, clasificaba y guardaba todos y cada uno de los nuevos legajos que había creado.

Un día, sabiendo que el final de su viaje estaba cerca, me nombro su sucesor como conservador del legado de los bardos. Y eso es lo que me trae hasta ti en este momento, mi querido y ávido lector. Sentado en ese mismo estudio, a la luz de una palmatoria, quiero compartir contigo todas y cada una de las historias que he ido e iré encontrando en mis viajes. Es mi deseo que disfrutes de estas historias tanto como yo las he disfrutado escuchándolas y transcribiendolas para ti.

Un día, quizás no tan lejano como puedes pensar, seas tu quien tome mi relevo como erudito.